Ocho cuidados de invierno para tu moto (y tu bolsillo): guía práctica para evitar averías de hasta 6.000 €
Con el frío a la vuelta de la esquina, la moto necesita mimos extra. Da igual si vas a seguir usándola a diario o si prefieres “hibernarla” unos meses: un mantenimiento preventivo ahora puede ahorrarte averías de hasta 6.000 € y, lo más importante, mejorar tu seguridad en cada trayecto.
- Desde la red de talleres Euromaster comparten ocho puntos críticos que conviene revisar antes y durante el invierno; aquí te los contamos en clave práctica, con costes orientativos y consejos de uso real.

1) Aceite del motor: barato hoy, carísimo mañana
El aceite viejo acumula residuos que atacan componentes internos cuando el motor pasa semanas sin arrancar o arrastra demasiados kilómetros. Por eso, tanto si aparcas la moto hasta primavera como si sigues rodando, tocaría cambiar aceite y filtro: hablamos de 30–100 € frente a una posible rotura de motor de hasta 6.000 € si la lubricación falla. Es el clásico “gasto pequeño” que evita el gran susto.
2) Filtros (aire y gasolina): respira mejor, consume menos
Un filtro de aire obstruido descompensa la mezcla y resta rendimiento; revisarlo, limpiarlo o sustituirlo es una operación sencilla de 20–60 € que previene tirones y sobreconsumos. En paralelo, el filtro de gasolina merece inspección y recambio si toca, especialmente en motos que pasan tiempo paradas. Beneficio directo: arranques más francos y un motor que trabaja menos forzado.
3) Batería: mantener y proteger
El enemigo del invierno se llama descarga profunda. Si la moto va a estar parada, desconecta la batería o déjala en un cargador-mantenedor. Aprovecha para limpiar y engrasar bornes: es un gesto mínimo que evita corrosión y alarga su vida. Resultado: adiós a la ruleta rusa del “¿arrancará hoy?”.
4) Líquido refrigerante: la temperatura bajo control
En las motos refrigeradas por líquido, cualquier fuga puede terminar en sobrecalentamiento o gripaje. Vigilar niveles y estanqueidad del circuito es vital: ignorarlo puede desembocar en reparaciones de 1.000 a 6.000 €, según modelo y daños. Un repaso a tiempo –y un cambio si procede– te asegura temperaturas estables incluso en tráfico denso o puertos fríos.

5) Cadena de transmisión: limpia, tensa y engrasada
El invierno acelera la oxidación. La pauta recomendada: limpiar, tensar y lubricar cada 300–500 km (y siempre tras lluvia). Saltarse este ritual puede llevar a una rotura con factura de hasta 400 €. Mantener la cadena al día regala entrega de potencia suave y reduce traqueteos.
6) Frenos: potencia y tacto cuando más los necesitas
Con firmes fríos y húmedos, el freno debe ser predecible y progresivo. Revisa pastillas, discos y nivel del líquido; si tu moto equipa ABS, un taller cualificado puede verificar su correcto funcionamiento. Un sistema en forma marca la diferencia entre un susto y una detención controlada.
7) Neumáticos: presión y dibujo, pareja inseparable
El aire se contrae con el frío y las presiones caen sin avisar. Chequéalas una vez al mes y confirma que el dibujo mantiene profundidad para evacuar agua. Si “hibernas” la moto, infla un poco por encima de lo habitual y, si puedes, usa caballetes para evitar planos o deformaciones. Con gomas en buen estado, ganas agarre, estabilidad y confianza.
8) Luces y visibilidad: ver y ser visto
En días cortos y con meteorología caprichosa, revisa todas las luces (corta, freno, intermitentes). Y suma prendas reflectantes o fluorescentes para multiplicar tu visibilidad entre coches y lluvia. Pequeños hábitos que aportan mucha seguridad en desplazamientos diarios.
Diseño (ergonomía y preparación estética)
Aunque no cambiemos carenados, el “diseño de invierno” pasa por guardar la moto limpia y seca, aplicar protectores de plásticos y encerar superficies expuestas. Además, valora pantallas más altas o deflectores si sigues rodando: menos turbulencias y menor fatiga en cuello y hombros. Mantener el asiento sin humedad y los mandos bien protegidos (puños calefactables, manoplas) se traduce en confort real en uso diario. (Recomendaciones basadas en las pautas generales de cuidado y visibilidad invernal compartidas por Euromaster).
Motorización (corazón mecánico)
Aquí manda la lubricación y el control térmico. El cambio de aceite y filtro antes del parón o del mal tiempo es la mejor póliza anti-averías; acompáñalo de revisión de filtros y del refrigerante para asegurar que el motor trabaja en su ventana ideal, con arranques más fáciles, respuesta limpia y menos consumo. Evitarás fallos costosos y prolongarás la vida del propulsor.
Electrónica
La batería cuidada es sinónimo de arranque al primer toque. Si vas a dejar la moto parada, el mantenedor evita descargas profundas. Y si circulas, conviene comprobar que luces e intermitentes rinden a pleno rendimiento. Si tu modelo dispone de ABS, su chequeo profesional asegura que la asistencia actúa cuando el asfalto está frío o mojado, justo donde más se agradece.
Parte ciclo (frenos, transmisión y neumáticos)
La cadena pide mimo periódico (limpieza, tensión y engrase) para mantener suavidad y fiabilidad. Los frenos deben tener pastillas con material suficiente, discos sin alabeos y líquido en nivel para ofrecer un tacto constante. Y los neumáticos, con presión correcta y dibujo sano, son tu único contacto con el suelo: compruébalos mensualmente y “mímales” si vas a almacenar la moto. Ganarás tracción, estabilidad y seguridad en cada frenada.
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